“La señora Dalloway dijo que ella misma se encargaría de comprar las flores"
"La guerra le había educado. Fue sublime. Había pasado por todo lo que tenía que pasar—la amistad, la Guerra Europea, la muerte—, había merecido el ascenso, aún no había cumplido los treinta años y estaba destinado a sobrevivir. En esto último no se equivocó. Las últimas bombas no le dieron. Las vio explotar con indiferencia. Cuando llegó la paz, se encontraba en Milán, alojado en una pensión con un patio, flores en tiestos, mesillas al aire libre, hijas que confeccionaban sombreros, y de Lucrezia, la menor de las hijas, se hizo novio un atardecer en que sentía terror. Terror de no poder sentir."
"Mrs. Dalloway" Virginia Woolf.